En la planta de abajo del palacete vecino duermen el Doctor y su mujer. Hoy tiene cola en la consulta.
Tenemos la mañana libre, es el penúltimo día, no me lo creo, se ha pasado volando. Voy a la piscina, llevo varios días bajando a nadar, me planto las gafas y los tapones y venga a hacer largos y después estiramientos en una zona de madera elevada y techada, como una plataforma de hacer yoga. Rápidamente me subo a la terraza privada a tomar el sol para no tener marcas del bañador. Tomo el sol 5´por cada lado mientras oigo los ruidos de los pájaros y los ritmos de los artistas ensayando para despertar al monstruo en el ‘collosal kecak’ de mañana (ver Bali: coladas y comunas).
Bajo a conectar un poco de wifi y veo a Bob sentado en plena conexión con su iphone, cada vez que Bob está conectado no se qué hace que nos roba la señal a todos, y el resto nos miramos y nos preguntamos unos a otros ¿tienes señal? ¿tienes señal? no, no, no, y miramos a Bob, nos mira y nos dice: yo si.
Salimos en los buses para la visita al pueblo de los Çudamani: Pengosekan. En el bus rápidamente nos ponemos a hacer bus-kecak.
Bajo a conectar un poco de wifi y veo a Bob sentado en plena conexión con su iphone, cada vez que Bob está conectado no se qué hace que nos roba la señal a todos, y el resto nos miramos y nos preguntamos unos a otros ¿tienes señal? ¿tienes señal? no, no, no, y miramos a Bob, nos mira y nos dice: yo si.
Salimos en los buses para la visita al pueblo de los Çudamani: Pengosekan. En el bus rápidamente nos ponemos a hacer bus-kecak.
De camino veo un cartel anunciando un festival de jazz en Ubud en Agosto. ¡Qué buena pinta!
Al llegar a Pengosekan nos reciben muy cariñosamente los Çudamani.
Mientras hacen el taller de percusión corporal con la gente del pueblo cruzo enfrente a tomar un ‘café balines’, veo al lado un niño haciendo una cometa, pronto será el festival de cometas y todos están preparándolas.
Nos han dicho que para ir al servicio crucemos a la casa del Director de los Çudamani, entro y veo a unos niños ensayando con el Gamelan, sin aparente director o maestro ellos llevan el ritmo y no paran de ensayar.
Paul es un americano de San Francisco, carpintero, es el que ha hecho todos los suelos de los escenarios de todos los pueblos, está casado con Cecilia, que canta con los Corposonic. Son los que se alojan en el palacete vecino al nuestro, en la puerta de enfrente, encima del médico. Me voy con Paul de paseo por el pueblo.
Vemos muchísimas galerías de pintores, muy buenos.
Volvemos para el taller de kecak, es nuestro último taller y lo disfrutamos más que nunca, Tobi y yo intercambiamos algunas miradas y sonrisas.
Ahora voy de paseo hacia el otro lado y entro en un templo.
Descubro un pintor justo en la casa de al lado de donde ha sido el taller y serán las actuaciones con unos cuadros espectaculares, la chica de Turquía le ha comprado uno, no me canso de verlos, son preciosos.
En la casa de este pintor hay una palma gigante cortada y decorada.
Vamos a por nuestro cucurucho de arroz con pollo y verduras que no pica supuestamente pero pica muchísimo pero que ya no nos sorprende y nos lo comemos en la casa donde estaban los niños tocando el Gamelan, vemos en una habitación a las bailarinas maquillándose.
Cae la noche y empieza el espectáculo. Está montado el escenario y debajo del escenario han dejado libre un espacio en el suelo con los instrumentos del Gamelan a cada lado y después las sillas del público.
Los IBMF (International Body Music Festival) abren con Molodi, se unen los Barbatuques y acaba con el Body Tjac de Corposonic (US) + Barbatuques (Brasil) + Çudamani (Bali). Me gusta mucho hoy, me gusta siempre, pero hoy especialmente.
Ahora salen los Çudamani con percusión corporal pero rápidamente hacen kecak, se incorporan las bailarinas que habíamos visto maquillándose, van con abanico y un tocado en la cabeza, cantan, bailan, se sientan, se levantan y de pronto veo que uno de los participantes del kecak a la izquierda se está moviendo compulsivamente mientras está sentado, pienso que le está dando un ataque de epilepsia, del frente se levanta otro participante y se sienta a su lado, le agarran de ambos brazos mientras se calma. Las bailarinas siguen actuando. El chico las mira y sigue con sus convulsiones, lo comento con Yolana, no sabemos qué le pasa pero ahí todo continúa su ritmo. Al rato se calma y al chico se le ve mareado y retoma los movimientos de los demás, de pronto vuelve a entrar como en trance y vuelven las convulsiones pero esta vez duran menos. Sigue la coreografía hasta que termina.
A continuación empiezan a tocar los del Gamelan, se establece una conversación ‘musical’ entre los de un lado y los del otro.
Aparece la bailarina en el escenario, sus movimientos nos dejan con la boca abierta.
La bailarina baja al suelo y baila a los músicos, es muy bonito el baile con el abanico, con la falda, los movimientos de los ojos, de los dedos, los gestos de la cara, su manera de desplazarse, nos deja embobados.
Cuando acaba se respira un ambiente mágico, la escena del trance nos ha dejado tocados, es como si todos hubiéramos sentido esa energía, como si se hubiera canalizado en cada uno de nosotros. Algunos lloran, otros tiemblan, la sensación es indescriptible, yo me siento cargada de energía, me siento con poderes.
En el autobús me siento entre Jep y Tupac y les cojo las manos, tienen la tensión baja, no se cómo pero lo noto, no intercambiamos ninguna palabra pero siento cómo voy pasándoles energía, a ver que yo soy muy racional, pero está pasando, noto cómo traspaso energía y al llegar a Betel Nut (donde tenemos hoy el ‘after-party’) ellos ya han recuperado y yo me siento algo cansada. Así lo siento y así lo describo, no he bebido ni fumado nada.
Ahora sí lo necesito, rápidamente me pido una cerveza, me lanzo a la pista de baile y recupero y recargo pilas. En la pista estamos dándolo todo los canadienses, los molodi, los brasileños, la japonesa, la alemana, la italiana, los de San Francisco, todos… Voy a descansar y veo a Yolanda hablando con los españoles que no son del IBMF, la chica hoy se ha tapado los hombros, se une a nosotros en la pista de baile.
Volvemos en el último bus al hotel, el de las 12h, como la Cenicienta. En el hotel cae alguna cerveza más y Yolanda y yo, felices, nos retiramos a dormir la penúltma noche a nuestro palacete envueltas en mosquiteras, como dos gusanitos de seda.
Siguiente post: Bali: Colossal Çak.
Posts anteriores del Diario del viaje a Bali:
Pre-Bali
Bali-ubicándonos
Vida en el IBMF. Suly Resort. Ubud. Bali
Vida en los pueblos de Bali
Bali. Visita a Singapadu y Primer encuentro con el Kecak
Bali. Títeres y máscaras
Bali: Diarreas y Bedulu Village
Bali: Bona Village, monstruos y esvásticas
Bali: Templo, arrozal, la moral y el iluminado
Bali: Tegalalang y el kecak del blanquito
Bali: Coladas y comunas
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