Desde que me hicieron directora de la oficina recibo invitaciones a los eventos más sofisticados, en junio fui a la inauguración de la terraza de los futbolistas en el Paseo de la Castellana, con muchísimos famosos, me pedí una copa y me sacaron los ojos, treinta eurazos, muy fuerte.
La semana pasada me dieron pases VIP para el desfile de la colección de ropa interior de Victoria’s Secret, estaban todas las famosas, sentada delante de mí Maribel Verdú, después todas animadísimas comprando ropa interior… salí con un sujetador que por lo que me ha costado ya puede caer rendido a mis pies el mismísimo Jamie Dornan.
¡Qué plan tan apetecible para hoy! Una exposición de pintura, estoy a final de mes y ando un poco tiesa, entre el alquiler de mi super ático, el gimnasio, el préstamo del mercedes descapotable y las cuotas de la tarjeta es que según me entra la nómina desaparece misteriosamente. Yo lo que se dice arte, no voy a comprar, así que ¡salvada!, piso terreno firme. Voy con mis amigos: Juan, Director Financiero de una empresa de congelados y Marga, Directora de Compras de una fábrica de ropa de hogar, que también han recibido la invitación y están en el grupo de solteros sin hijos, como yo, osea, que podemos hacer los planes que queramos cuando queramos y gastarnos el dinero en lo que queramos.
Es la una, hora del aperitivo, lo tomaremos a la salida. ¡Guau! es una exposición de arte hiperrealista, los cuadros parecen fotos, y yo, que me entra todo por los ojos, me quedo pasmada. Hay uno en el centro gigante que tiene el fondo oscuro, completamente negro, y en el centro se ve cómo un cuchillo super afilado está cortando una loncha de jamón ibérico, y una pinza va sujetando la fina loncha a medida que el cuchillo corta, se ve ya media loncha separada, el cuchillo está atravesando la imagen, la imagen está quieta pero sin embargo parece en movimiento, no se ven manos, sólo el acero de la hoja del cuchillo en la mitad de la loncha y el acero de la pinza sujetándola por encima a medio cortar, el cuadro centra esta imagen, el jamón tiene un brillo especial, líneas de blanco rosado atraviesan los rojos y granates de la fina carne, la imagen se te deshace en la boca, es perfecto, la luz del jamón y del acero son tan vivas que tienes que acercarte mucho para confirmar que el cuadro ha salido de un pincel, me quedo un buen rato mirándolo. En la sala contigua una mujer guapísima se ríe en otro lienzo mientras suenan dos copas brindando, su acompañante está de espaldas pero le intuyo atractivo por la cara de boba con la que le mira la protagonista, en la mesa un plato de jamón, este pintor está obsesionado con el cerdo curado. Voy pasando por el resto de salas y sigue la misma temática.
Al salir nos regalan una copita de vino ¡qué detalle! ya podían haber puesto un plato de jamón. Antes de salir a la calle, en otra salita una azafata monísima nos ofrece unas bandejitas de jamón de jabugo envasado al vacío, nos las venden a un precio especial por ser invitados VIP de la exposición. Suspiro, pienso que como es veintiuno de diciembre me vienen bien para navidad, saco mi American Express Platino y me llevo dos, al módico precio de ciento cincuenta euros cada una cuando en la sección del ‘gourmet’ de El Corte Inglés las venden a trescientos nos dice la chica. Salimos los tres contentísimos con nuestras bolsas y nos vamos al bar de enfrente a tomar unas cañas y el aperitivo. La semana que viene toca estreno de Película de Cine, ahí si que voy segura, como mucho unas palomitas y una coca-cola.