¡Vaya día llevo! Aquí estoy sentado en la jefatura de la Policía Nacional de la Puerta del Sol mientras revisan mi documentación.
Hoy el catedrático de derecho internacional me ha llamado a su despacho, me ha dicho que no vuelve a hacerme un examen escrito, que ha sido horrible, que nunca se hubiera imaginado que yo escribiera tan mal, que ha sido una de las peores experiencias de su vida como profesor, que a partir de ahora me hará exámenes orales. Yo hablo muy bien español, me ha criado mi madre que es de Barcelona y en casa siempre hemos hablado español con ella, pero claro, escribir es otra historia… pensé que me resultaría más fácil pero debo haberlo hecho fatal, la verdad que no soy muy consciente de los fallos. También pensé que a los erasmus nos hablarían en inglés pero aquí pocos profesores se defienden bien en otro idioma que no sea el suyo, y en cuanto a los alumnos tampoco es que haya mucho nivel, creía que aquí la gente hablaba bien inglés, en los países de América Latina hay más nivel, y esto es Europa, me ha sorprendido bastante.
Eso ha sido por la mañana, y ahora saliendo del metro en la estación de Sol me ha parado en el andén una pareja de Policías Nacionales, me han pedido la documentación de una manera ‘poco amable’. Se la he entregado educadamente, me han mirado de arriba abajo y me han traído a sus oficinas retenido mientras la cotejan con sus bases de datos, o eso me han dicho.
Yo se que en España están preocupados con el tema de la inmigración ilegal pero me he sentido discriminado por mi aspecto: soy sueco, llevo viviendo en Gotemburgo desde los 8 años: cuando mis padres se divorciaron mi madre nos llevó a los 4 pequeños con ella y mi padre se quedó en Santiago de Chile con los 4 mayores. Heredé de mi padre los rasgos andinos: el pelo azabache, que llevo largo recogido en una trenza, la tez morena y los ojos achinados de indio de las montañas, me ponen una pluma y parezco un apache, pero soy sueco, y por mucho que intento tener más mentalidad latina, soy muy cuadriculado, me estoy dando cuenta ahora en España, me ahogo como pez fuera del agua. Aquí la gente es impuntual, mucho, hasta la que dice ser puntual y se enfadan cuando les hago ver que eso no es puntualidad; son egoístas, en la universidad lo veo todos los días, no respetan los accesos de los minusválidos y los que llegan los primeros no facilitan la vida a los que han llegado los últimos sino que intentan fastidiarles. En suecia si uno llega el primero al parking de la universidad o del trabajo aparca lejos para dejar los sitios más cercanos a la puerta a los últimos en llegar y que así les de tiempo a entrar, pues aquí todo lo contrario, el que primero llega es el que aparca más cerca. Y sucios, la gente es muy sucia, tiran los chicles al suelo, restos de comida, papeles, envases… y en las casas andan con los zapatos de la calle, si hasta en los autobuses hay carteles de ‘prohibido escupir’. Se están todo el día quejando del gobierno pero no les gusta pagar impuestos y así es imposible que haya mejoras, si no pagan impuestos no hay dinero para revertir en el país pero dicen que es que los políticos lo malgastan y lo roban, igual en las comunidades de vecinos, si no pagan entre todos no puede haber arreglos, es de locos. Y con las ayudas igual, si pueden pedir 3 ayudas las piden todas, yo he podido pedir ayuda por estudiante y por menor de 26 años pero no he pedido ninguna porque no las necesito pero tengo un compañero de Jaén que las ha pedido todas y su padre tiene un cortijo, vamos que no le falta dinero.
–Señor Parra, aquí tiene su documentación, todo en orden, debería cortarse el pelo si no quiere que le vuelva a ocurrir. –Gracias, buenas noches. Es todo lo que se me ocurre contestar. Estoy pasmado. No me lo puedo creer, el año 1994, a las puertas del S.XXI, y aquí con estos raseros.
Hace una noche preciosa de febrero, en mi país no se puede pasear en invierno así que voy disfrutando del aire fresco y seco. Comparto piso en Argüelles con otros dos estudiantes, una alemana y un inglés, muy majos. Voy bajando por Gran Vía y justo antes de llegar a Plaza España me para otra pareja, esta vez de Guardias Civiles:
–Documentación. –Sí, aquí la tiene. –Acompáñenos por favor.