Voy a pasar lo que queda de semana en Salvador de Bahía y mis anfitriones me recomiendan que me quede en el barrio del Pelourinho, lleno de vida y batucadas callejeras. Ellos se han quedado otras veces en una habitación de una casa por airbnb, la buscamos y ¡la reservo!
JCB, un amigo de Salvador de Bahía que vive en Lanzarote, me recomienda el hostal Las Laranjeiras en el Pelourinho, ya he reservado en airbnb pero tomo nota para ir a verlo para otra ocasión. Cuando le digo que estoy en Itaparica me envía un WhatsApp:
<<Si vas a Mar grande en la playa, en Duro, Veracruz, pregunta por Paulo Fernando Cruz. “Paulo da barraca”. Dale recuerdos.>>
Para coger el ferry a Salvador tengo que parar en Mar Grande, salgo de casa sobre las 13h y mis anfitriones me dan una cerveza para el camino, cojo la ‘van’, pago mis 5 reales y llego a Mar Grande un poco ‘achispada’ y con unas ganas tremendas de hacer pis.
La furgoneta te deja en una plaza al lado del muelle donde se toman los ferrys a Salvador. Pregunto en el primer bar que veo por ‘Fernando da Barraca’ (aquí llaman barracas a los chiringuitos de playa), la chica no sabe pero pregunta al dueño del bar y me dice que vaya a los chiringuitos del fondo pero que cree que hoy está cerrado. Ando hacia el final de la calle y pregunto en uno que está abierto, me dicen que es el de al lado pero que está cerrado.
La furgoneta te deja en una plaza al lado del muelle donde se toman los ferrys a Salvador. Pregunto en el primer bar que veo por ‘Fernando da Barraca’ (aquí llaman barracas a los chiringuitos de playa), la chica no sabe pero pregunta al dueño del bar y me dice que vaya a los chiringuitos del fondo pero que cree que hoy está cerrado. Ando hacia el final de la calle y pregunto en uno que está abierto, me dicen que es el de al lado pero que está cerrado.
Observo la ‘barraca’ de Paulo: tiene una terraza con vistas al mar y con las sillas y las mesas apiladas y encadenadas. Levanto la vista y hay una estructura por encima, veo movimiento en una de las ventanas y grito: —¡¡PAULO!! Se asoma alguien
—¿SI?
—¡¡SOY PEPA, AMIGA DE JCB QUE VIVE EN LANZAROTE!!
—¡¡BAJO!!
Y baja un Paulo sonriente, flaco, alto, de barba gris oscura y gafas de miope; libera una mesa y un par de sillas y me pregunta qué quiero tomar, le digo que una cerveza pero me dice que no tiene, entonces agua y ¡por favor poder usar el baño! Me abre un wc propio de chiringuito de playa: un mini cubículo con una mini taza de váter sin tapa, sin papel, sin cisterna, sin lavabo, sin espejo y sin cerradura ni picaporte que representa para mí en este momento ¡un lujo asiático!
Nos sentamos a charlar, hablamos él en portugués, yo en portuñol y nos hacemos un selfie para enviar a JCB cuando tenga wifi. Hoy es viernes y me dice que ahora en invierno abre sábados y domingos porque es temporada baja. Me cuenta que compró un terreno a 2km de aquí, que está en la montaña, en alto, y está plantando, que tiene miedo de que le cierren la barraca porque siempre están amenazando con cerrarlas pero de momento resiste, hace muchos años era todo tierra y estaban solo las barracas, ahora están construyendo mucho.
Se acercan una niña y un niño de unos 7 y 8 años, son los hijos de los dueños del bar de al lado, donde pregunté al llegar. Al oírme hablar español ella me dice: mi profe de baile es española y le digo ¡Rebeca! y me dice ¡Síii! jajajaja ¡qué bueno! me dicen algunas frases en español. Llegan los padres de los niños y hablo también con ellos. Me despido y voy hacia el muelle, son cerca de las 15h y no quiero llegar de noche a Salvador.
Pago 5,60 reales para ir a Salvador, el barco va lleno, es una lancha con bancos corridos, llueve y nos cubren con unas lonas. El trayecto dura unos 45’. Mi equipaje son 2 bolsas de mano, ni siquiera maleta con ruedas, para que no se me vea mucha pinta de ‘güiri’.
Cruzo una plaza con un mercado y al fondo está el ascensor de la cerda que, pagando una monedilla, te sube directamente al Pelourinho.
Previamente me había descargado un pantallazo del ‘google maps’ de donde está mi alojamiento por si acaso, pero el google maps funciona bien y se me carga la posición.
Plazas amplias, calles estrechas y empedradas, música y alegría. Voy siguiendo el google maps (lo miro de vez en cuando y luego lo guardo por si las moscas) y bajando una de las calles estrechas, largas y empedradas empieza a llover, y a arreciar, y yo sin paraguas. Me paro en la puerta de un restaurante, no he comido, así que veo claro que es el momento. Entro y hay como una recepción con mostrador tipo guardarropa y una chica bastante antipática detrás, le pido la carta; el sitio me parece un poco desangelado, oscuro, frío, triste. Doy las gracias y, como veo que ha parado un poco la lluvia, bajo un poco la calle pero arrecia de nuevo y no veo una alternativa mejor así que reculo y vuelvo al mismo sitio. Sonrío a la antipática y me siento. Le pido una cerveza y un pescado. La cerveza llega rápido y el pescado, como ya me imaginaba, se deja querer, cuando llega ¡por fin! la camarera me lo trae con una medio sonrisa, parece que aquello que le estaba perturbando se está alejando, se le nota un cambio de actitud. Estoy al lado de la ventana y veo a la gente, poca, pasar tapados con chubasqueros. El pescado está pasable. Cuando termino subo al wc, que está en un comedor gigante y vacío en la parte de arriba. Ya ha dejado de llover y sigo mi camino, bajo la calle en la que estoy, ‘Alfredo de Brito’, que desemboca en el ‘Largo do Pelourinho’ que es como la plaza principal del barrio. Está animadísimo, hay un escenario montado y en la plaza unas letras de colores en grande, no me quiero entretener, a ver si llego ya a la casa y dejo todo, subo otra callejuela empedrada y ¡por fin! enfilo mi calle: R.Direita de Santo Antonio, voy buscando el número 168 alejándome cada vez más del centro y de la zona con gente, los números están un poco ‘descojonados’, ya me lo había avisado el casero de airbnb, de hecho me envió un mensaje diciéndome:
Olá,
Obrigado por a reserva.
espero que vc vai gostar da casa.
Será que vc sabe já a que hora vai chegar ?
Quero também, te dar uma dica importante. A rua tem numeração dupla e o nosso número não aparece nos aplicativos de Táxi, Uber o no googlemap.
Para achar a nossa casa basta procurar o número 508, ficamos enfrente.
Attenciosamente
xavier
Obrigado por a reserva.
espero que vc vai gostar da casa.
Será que vc sabe já a que hora vai chegar ?
Quero também, te dar uma dica importante. A rua tem numeração dupla e o nosso número não aparece nos aplicativos de Táxi, Uber o no googlemap.
Para achar a nossa casa basta procurar o número 508, ficamos enfrente.
Attenciosamente
xavier
Así que me pongo a buscar el 508 y la calle cada vez más solitaria, y cada vez se hace más de noche y cuando estoy llegando al final de la calle ¡por fin! veo el 508 y, enfrente, en puñetero 168. Respiro relajada. Me acerco, no hay timbre. Llamo con los nudillos, empiezo a llamar ¡Xavier! ¡Xavier! nada. A ver, la casa es ésta, no hay duda, reviso el mensaje. Bueno, pues espero. Pasan 5 minutos que parecen 60, vuelvo a aporrear la puerta y a llamar a XAVIEEEER. Espero. Pasan otros 5 minutos que parecen 30. Respiro hondo. Pasan otros 5 minutos que parecen 15. Por la calle pasan chicas jóvenes solas así que me da buen rollo. Se acerca un chico a la puerta de la casa y abre con llave
—¡ay! ¿vives aquí? Es que estoy esperando para que me abran porque he alquilado una habitación por Airbnb.
—ah! la chica que se encarga de abrir y cerrar vive dentro, seguro que no te ha oído. pasa.
El chico la llama ¡YANELIS! y baja una cubana despeinada y recién levantada
—ay Pepa, me dejé dormir ¿me llamaste?
—bueno, sí, llevo unos 20’ en la puerta
—ay lo siento
—no pasa nada, ahora ya feliz por estar dentro
Y paso al fondo del hall de entrada, que da a un balcón con unas vistas preciosas al mar. Me enseña mi habitación, en el piso de abajo, con wc dentro y una terracita, justo debajo de la terraza del hall, (el hall divino) y la terraza de mi habitación llena de plantas y con vistas espectaculares al mar, está anocheciendo.
Le pregunto a Yanelis si la zona es tranquila, si puedo andar sola, me dice que sí, que sin problema, que mientras no baje a las calles de más abajo todo bien, que la calle nuestra y hasta el centro del Pelourinho todo ok, así que dejo las bolsas en casa, conecto el wifi y envío un mensaje a otros 2 contactos que me ha dado JCB en Salvador de Bahía. Uno de ellos un contrabajista amigo suyo y el otro un catedrático de universidad ¡así da gusto viajar! Jorge, el catedrático, me contesta que mañana van a pasar por el FLIPELO y podemos vernos para comer ¿FLIPELO? jajajaja; Busco en internet y es la FERIA INTERNACIONAL DEL LIBRO DE PELOURINHO y es justo este fin de semana con un montón de charlas de escritores y conciertos, por eso estaba montado el escenario en la plaza ¡me encanta!
Salgo hacia el centro y ahora sin maletas ya me fijo en todo y voy más relajada. El barrio está en lo alto de una colina y las casas que dan al mar, como la mía, tienen unas vistas preciosas a la bahía. Mi calle es estrecha, empedrada, con casas de colores y escayola blanca alrededor de las ventanas, de aspecto colonial, grafittis aquí y allá; hay algunos hotelitos y cafés (todos con vistas a la bahía, claro)
Al final de la calle hay que bajar una cuesta abajo también estrecha y empedrada, con iglesias a ambos lados y más grafittis
Ya estoy llegando a la plaza principal de Pelourinho y veo en un edificio de la izquierda una cola tremenda de gente, en el centro de la plaza las letras de F L I P E L O en colores y al fondo el escenario. Cuando iba para mi casa antes ví unas letras de colores pero no me paré a fijarme en lo que decían.
En la cola la mayoría son mujeres, pregunto para qué es y me dicen que hay una entrevista a una escritora brasileña buenísima, Conceiçao Evaristo y que no se puede reservar asiento, los que vayan entrando tienen asiento. La cola es gigante, decido ir a dar un paseo hasta el ascensor de la cerda, por el que subí, y luego volver. Hay un montón de tiendas de música, de instrumentos, de cd's... y en una de ellas pregunto si dan clases de caja para batería y me dicen que sí, la chica que me atiende llama al profesor por teléfono y quedamos en que me dará una clase mañana a las 12h ¡qué bien!
Calles estrechas que desembocan en plazas grandes. A medida que me alejo de la plaza principal está todo más desangelado. Al llegar a la cerda (el ascensor) me vuelvo.
Veo a la típica baiana con pañuelo en la cabeza.
Sigue habiendo cola en el teatro donde es la entrevista a Conceiçao Evaristo, en la plaza está la fundación de Jorge Amado abierta, entro y hay una feria de libros, varios stands de editoriales diferentes, la tv está grabando, está muy animado.
Al salir los del escenario están haciendo prueba de sonido.
Ya no hay cola, la gente ha entrado al teatro donde es la entrevista de la escritora así que ahora entro yo. Hay una librería dentro, a la entrada, paso y echo un vistazo. Sigo y hay un patio enorme con muchas sillas y una pantalla gigante donde están retransmitiendo en directo la entrevista con la Conceiçao Evaristo, el patio está lleno. La entrevista está teniendo lugar dentro, en el teatro, pero la gente que no ha cabido se ha ido sentando en el patio ¡está a reventar! me quedo un rato escuchando pero el portugués, por muy parecido que sea al castellano, a esta velocidad cuesta, así que me voy a la librería. Me gusta mucho comprar libros de escritores locales, pero en portugués... no sé yo. Y mirando, mirando ¡veo en la sección de niños un cuento que se llama PEPPA! jajajajaja, lo leo y lo entiendo todo ¡lo compro! Veo otro que se llama JOSEFINA QUER DANÇAR ¡genial! ya tengo regalo para mi madre.
En la entrada veo programas del FLIPELO y me llevo uno para tener controlados los conciertos, entrevistas y demás. Cuando salgo del teatro todavía el concierto no ha empezado pero estoy un poco cansada, así que voy para casa. En la plaza más cabinas de teléfono psicodélicas y una de ellas está delante de una tienda que pone SOBRADO, así se apellida mi amiga y maestra de flamenco Yolanda y hago foto para mandársela.
La entrada de mi calle está bastante iluminada y con marcha, aunque hay un tipo tirado en el suelo con muletas, pero parece que es que está simplemente descansando...
Subiendo por mi calle miro hacia la derecha que es por donde me ha dicho Yanelis que NO vaya sola, la verdad que ganas no me dan...
Mi casa está casi al final de la calle pero me pica la curiosidad y me asomo hasta el final, final, desemboca en la Iglesia de San Antonio, una plaza amplia y con unas vistas estupendas. Me voy a dormir ¡mañana más!
Sigue aquí: Brasil 5: El Pelourinho
Posts anteriores:
Brasil 1: Llegando a la isla de Itaparica
Brasil 2: Itaparica y MOVEMBER
Brasil 3: Itaparica