Cuando suena el teléfono de la casa Daniela descuelga y dice —Oigo. Me resulta gracioso, en españa solemos decir ‘Diga’ o ‘Dígame’ o ‘¿Sí?. Le pregunto a Daniela si es habitual y me dice que sí, que aquí se suele contestar al teléfono diciendo ‘Oigo’.
Empiezo el día con el súper desayuno que prepara Daniela, ya estoy totalmente adaptada al horario y desayuno a las diez.
Hoy quiero ir a caminar por la Habana Vieja, así que tomo un ‘almendrón’ en la calle principal, le hago la señal correspondiente para que pare (como haciendo autostop pero con el dedo hacia mí, es decir, señalando la Habana Vieja en lugar del Vedado). Llueve así que llevo puesto el chubasquero porque no tengo paraguas (o sombrilla como dicen aquí).
Me bajo en la última parada del almendrón que es el Parque de la Fraternidad, miro a ver si hay conexión wifi pero ¡qué va! no sé si porque llueve o porque aquí no hay pero Daniela me dijo que solía haber en este parque. Es lunes y en algún momento tengo que encontrar un sitio para conectarme y trabajar un poco. Empiezo a caminar por las calles de la Habana Vieja. La gente se refugia en los soportales, no hay muchos turistas, se agradece.
Cruzo la Avenida de Bélgica por la Calle Dragones, los edificios son señoriales pero viejos y sucios, muy dejados, en la plaza una palmera y un árbol que me recuerdan a Tenerife.
Me adentro en la Calle Muralla, una calle estrecha y larga, hay zonas donde me huele a gas.
Llego a la Plaza Vieja de la Habana, miro en google maps el camino hacia la Catedral y me dirijo hacia allí callejeando.
Paso por el museo del chocolate, lo veo muy lleno dentro y a mí no me gusta tantísimo el chocolate y no me apetece, la verdad, así que sigo de largo. Paso por el edificio del Banco de Comercio.
En esta zona ya las casas están arregladas, las calles cuidadas, se nota que está más preparado para el turismo, algunas calles peatonales. Paso por la Sala de la Diversidad, un espacio de exposiciones de la fundación BBVA, atravieso la Calle de la Amargura, me gusta el nombre. Paso por el Hotel Raquel, un edificio que parece un palacete, con su cúpula, sus balcones y sus esculturas talladas en la fachada.
Entro en una iglesia muy bonita, me dicen que es San Francisco de Asís, aquí pido mis tres deseos de rigor (cada vez que entro en una iglesia en la que nunca he estado pido tres deseos, así por la cara, por pedir…. que no sea. Al principio lo hacía solo el las iglesias católicas, en lo que admiro su arquitectura, ahora lo he ampliado a los templos de cualquier religión)
Entro al Centro de Teatro de La Habana, en el tablón de anuncios una convocatoria de un grupo de teatro que necesita un actor y una actriz para incorporar a su elenco, si me quedase más tiempo me presentaba al casting.
¡Por fin llego a la catedral! y está abierta ¡qué bien! Un cartel en la entrada reza <<no shorts cortos, no gorras, no sombreros>> y una señora muy amable te entrega un trapo para que te cubras las piernas, jajajaj, pero si aquí las minifaldas son de traca, pues nada, parece que llevo shorts too short así que me planta el pañuelo para que me lo ponga a modo de pareo. Entro, pido mis tres deseos, me doy un garbeo admirando los cuadros, los techos, me gusta mucho, es muy blanca, muy ‘orisha’…. y las pinturas, tienen una colección maravillosa. Salgo contenta a la calle después de devolver el trapo, que se me iba cayendo al andar.
Ya voy pensando en volver hacia el Parque de la Fraternidad para coger el almendrón de vuelta a casa pero con la calma, callejeando un poco más. Subo por la Calle O’Reilly, según me voy alejando de la zona de la catedral las casas ya vuelven a tener ‘look Habana Vieja’, cada vez más destartaladas.
Paso por un local con un escaparate ‘niquelado’, dentro se ve una oficina y una placa que reza:
BOGA
EMPRESA CONFECCIONES TEXTILES
MISIÓN
Producir y comercializar confecciones textiles de excelente calidad y precios competitivos para satisfacer demandas en el mercado interno y exportable.
VISIÓN
Construir una empresa sólida y solvente, ser referencia líder en el sector de las confecciones textiles caracterizada por la capacidad de dar respuesta oportuna a las demandas de los clientes.
La calle es de lo más entretenida, y sigue lloviendo…. paso por un bar que se llama CASA POTÍN, jajaja como ‘Casa Botín’ del Madrid de los Austrias pero con ‘P’… hay una pareja en la puerta que está de foto, les hago la foto y luego cruzo y les digo: mirad qué foto más chula os he hecho (en inglés, son de Singapur, me dicen) ¡les encanta! como tenemos iphone se la paso por airdrop y me pasan su instagram para seguirnos mutuamente, son @undiscoveredjourney, aprovecho y les pido que me hagan una foto ya puestos. (nota: la frase no me ha podido salir más cursi, pija y repelente, al loro: <<como tenemos aifon, se la paso por erdrop y me pasan su instagram para followearnos -me faltó poner-, osea osea oseaaaaa) jajaja lo siento pero es lo que tiene la globalización, a ver no voy a ser vaga y lo voy a traducir todo al castellano: <<como ambos tenemos el mismo modelo de teléfono y éste nos permite compartir los archivos a través de una aplicación pues eso hacemos, además intercambiamos nuestros usuarios de una red social para seguir en contacto>> mejor ¿no? y sin jurar por Snoopy, que no es necesario.
Me cruzo con la Calle Aguacate, qué graciosa y más adelante me encuentro una pequeña librería, entro y hablo con la librera, es muy simpática, veo un libro que se titula ‘Los ORISHAS en CUBA’ de Natalia Bolívar Aróstegui y lo cojo, le digo que me interesa saber un poco más porque he estado yendo a ver rumba donde cantan a los Orishas con los tambores batá, ella me dice que no sabe mucho de santería pero que este libro es muy bueno y que al principio a la autora se le echaron encima porque no querían que hablara de la santería pero finalmente lo han autorizado, me lo recomienda. Le digo que también quiero llevarme otro libro de narrativa y me recomienda ‘Cecilia Valdés’ del autor Cirilo Villaverde, dice que este libro lo lee todo el mundo en Cuba y que retrata muy bien las costumbres de las familias españolas en la habana colonial. Además me dice que aquí al lado hay una plaza donde está la estatua de Cecilia Valdés, en La Loma del Ángel, por el callejón del los barberos. Me quedo un buen rato hablando con ella. Antes de irme me dice que como he comprado dos libros que elija tres ejemplares de regalo de un cesto donde hay amontonados fascículos, libritos, cuadernillos y revistas de todo tipo, elijo los tres fascículos que le quedan de una colección de JAZZ, de Ediciones Abril, se titulan JAZZEANDO, escritos por José Dos Santos López, en la contraportada pone:
<<Un recorrido por el mundo del jazz, nacional e internacional, presenta esta obra, avalada por la investigación necesaria y el quehacer periodístico de su autor. Entrevistas a renombradas figuras de la música cubana, comentarios acerca de personalidades extranjeras, opiniones certeras, declaraciones cimentadas en el conocimiento verdadero del fenómeno jazzístico, te aguardan en estas páginas.
José Dos Santos López (Ciudad de la Habana, 1947), periodista y Vicepresidente para la información de la Agencia Prensa Latina, con un estilo espontáneo y directo -la profesión asoma a través del escritor- define ese ámbito sugestivo en un solo vocablo: Jazzeando.>>
Al salir de la librería me encuentro la calle Villegas y veo un cartel colgado que dice BARRIO DEL ARTE, estoy en una zona muy bohemia.
Salgo a la Avenida de Bélgica, una avenida grande parecida a Recoletos en Madrid, con edificios tipo palacetes enormes y vuelvo a entrar por la calle Cuarteles hasta que me encuentro con la mismísima Cecilia Valdés.
Este barrio es también para perderse pero ya estoy un poco cansada de calle, y además necesito encontrar un sitio wifi. Vuelvo a la Avenida de Bélgica y paso por el Museo de la Revolución y el de Bellas Artes, pregunto dónde hay wifi y me dicen que vaya al Hotel Sevilla. Así que subo por Agramonte hasta Trocadero y entro en un hotel precioso con un hall gigante con sofás donde me siento, me conecto al wifi, gestiono lo que puedo del trabajo y me relajo un poco, en otra zona del hall hay un grupo de chicas tocando, me acerco a verlas, paso al wc, que está impecable, y sigo andando por el Paseo de Martí, que es tipo Paseo del Prado, paso el Gran Teatro de La Habana y el Capitolio camino a la Calle Simón Bolívar donde cojo el almendrón a casa.
En casa está Daniela con Lucas y una amiga de ella. Me preguntan qué tal mi día y les cuento mi paseo por La Habana Vieja y los libros que he comprado. La amiga de Daniela es salsera y me dice sitios para bailar salsa, hago un planing: lunes en ‘La casa de la música’, martes en el 1830, miércoles en La Gruta que está al lado del sitio de Jazz ‘El cuervo y la zorra’, jueves me dice que toca Alain Pérez en ‘La casa de la música’ en Miramar. ¡Qué casualidad! yo a Alain Pérez le ví tocando el bajo en Madrid, en el Café Central, con Pedro Pablo en los tambores. Justo me voy el jueves por la noche pero me dice Daniela que si quiero vaya al concierto y ellos me recogen en la puerta y me llevan al aeropuerto, así que genial. Esta noche voy a ir al Cohíba a escuchar Jazz en el Hotel Meliá. Ahora me meto en la habitación a descansar un rato. Estoy leyendo y de pronto oigo en la calle gritar ¡Tamalero! ¡Tamalero! y salgo corriendo al salón y le digo a la amiga de Daniela que se asome y le pregunte el precio, que a ella seguro que no le tima, les pregunto si quieren un tamal pero me dicen que no, así que tiramos la cesta con una cuerda y el dinero y subo el tamal por el balcón ¡qué rico!
Todas las viviendas de alquiler turístico para extranjeros en Cuba tienen un cartel en la puerta que dice ARRENDADOR MONEDA DIVISA, la de Daniela y Rogelio lo tiene, y luego hay otros que tienen un cartel parecido pero en lugar de moneda divisa es moneda nacional.
Por la tarde tomo otro almendrón hacia casa de Alfonso, voy caminando por la Habana ya como si llevara aquí un mes, me gusta mucho el barrio de Alfonso, que llaman Pueblo Nuevo. Me voy acercando a su casa por la calle, el coche rojo aparcado en la puerta y tiene montado un ‘botellón’ con los vecinos, jajaja, los vasos y la botella encima del techo del coche. Llego y Alfonso me presenta a los vecinos, la casa abierta de par en par, un gusto, los vecinos se despiden y nos quedamos en el salón hablando, llega otro amigo, se queda un ratito, la puerta abierta, como debe ser, tiene una botella de sidra abierta, tomo un vasito, que se evapora, y Alfonso me lo rellena, me río.
—La sidra parece que no moja pero empapa —recita Alfonso. Jajaja me encantan sus dichos.
La tele de fondo hablando del aguacero, las presas están a tope, a nivel de los rebosaderos, una carretera cortada, se ha caido un puente…
La tele de fondo hablando del aguacero, las presas están a tope, a nivel de los rebosaderos, una carretera cortada, se ha caido un puente…
—Verás mañana las casas de la Habana Vieja —comenta el amigo de Alfonso— más de una se cae.
Después de las noticias Alfonso pone música (a tope) y suena la canción ‘I believe I can fly’, y es que: I believe I can fly!
El jazz empieza a las 22h así que ya Alfonso me va a llevar, él no se quiere quedar pero me lleva hasta el sitio. Nos montamos en su coche, al pasar por la plaza todos conectados al wifi. Para llegar al Hotel Meliá vamos pasando por calles llenas de baches y agujeros, según Alfonso aquí se conduce tipo torero, aquí vamos, sorteando obstáculos con quiebro de cadera, oleeee.
Entro en la recepción del Hotel Meliá Cohiba, hay un comandante apoyado en el mostrador de recepción que me desnuda con la mirada, literalmente, hago como que no me doy cuenta y subo las escaleras al ‘Salón del Fumador’ donde ya están los músicos tocando. Saludo al camarero y me siento en una mesa. Hay muy poquita gente, es un ambiente muy íntimo. El camarero se acuerda de mí del otro día que pregunté por los conciertos.
—Aquí estoy, ya te dije que vendría —le digo. Se alegra mucho y me dice que seguro que lo disfruto.
El grupo se llama ‘Peruchin Jazz and Tradition’
Camila argudin: voz y flauta
Laura argudin: piano
Juan carlos rojas: bateria
Peruchin: pianista
El indio: bajista
Cantante: elizabeth
Me gustan mucho, les compro el cd, 20 cuc, precio de Meliá Cohiba… los pago encantada, siempre que puedo colaboro con el arte comprando música, libros, ropa, artesanía… de artistas locales. Me quedo hablando con Camila que es muy simpática.
Cuando acaba el grupo ponen vídeos musicales en la pantalla, súper antiguos, el Loco-motion de Kylie Minogue, She drives me crazy de Fine Young Cannibals, jajjaaja, me encanta. Me acabo la segunda cerveza, me despido del camarero y voy a pelearme con los taxistas, a los taxis amarillos ni me acerco, ayer me soplaron 10cuc, me voy directa a los taxis que son coches antiguos (no almendrones que por aquí no pasan sino tipo el coche de Alfonso) y pregunto cuánto a nuevo vedado, me dicen que 8, le digo que ayer me llevaron por 5, me dice que ok. Bueno, hoy 5cuc, por lo menos no he hecho la del güiri. Cada día me siento más segura con los precios y los regateos.
Mañana más….. Habana caprichosa
Viaje a la Habana, posts anteriores:
Jazz en La Habana
Viajar a La Habana. Recomendaciones
Diario:
Llegada a La Habana
Primer día en la Habana
Segundo día en La Habana ¡Fiebre de sábado noche!
Domingo en La Habana
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