Ya miércoles, mañana me voy y parece que llevo un mes, soy una auténtica 'local'. Hoy me apetece visitar el cementerio.
En el google maps aparece como a unos veinte minutos caminando desde casa así que desayuno con calma, me arreglo y me despido de Daniela que se queda viendo una película en versión original en francés en la tele.
Paso por la puerta de la cafetería del Hotel Tulipán y veo que está abierta, entro, es un patio con mesas y sillas, todos aquí están conectados con los móviles; tal y como me dijo Daniela no es necesario pedir nada y tal y como es todo aquí cuando das por hecho que la cafetería del hotel va a estar cerrada de pronto está abierta. Me quedo un ratito poniéndome al día y enviando besos y abrazos virtuales y alguna foto real a familia y amigos.
Para llegar a la calle que rodea el cementerio paso por una urbanización de chalets, algunos modernos, otros destartalados, pero en general con bastante buena pinta. Al entrar en la calle del cementerio tengo la urbanización de chalets a mi izquierda y el muro del camposanto a mi derecha, me llama la atención una casa que imita a un barco remolcador.
El muro amarillo del cementerio parece eterno, por fin llego a la puerta, la verja está medio abierta, entro. Hay un guarda en una caseta, levanto la cabeza y aprieto el paso.
—Que no me pregunte nada, que no me pregunte nada —pienso.
—Buenos días —me dice. Mierda, le tengo que contestar, pues nada, ya va a saber que no soy cubana....
—Buenos días.
—¿Eres cubana?
—Bueno, tengo mucha familia cubana —miento dándome cuenta de que se ha dado cuenta de que no soy cubana por el acento.
Total, que el tipo me dice que éste es el acceso para cubanos y que el acceso para extranjeros está justo al otro lado, bueno, si me hace dar la vuelta me da algo, finalmente me dice que vale, que pase pero que no hable y que no hemos tenido esta conversación si alguien me pregunta. Uf ¡salvada!
El cementerio está tranquilo, claro, pensarás, pero no, que hay otros cementerios que son ajetreados, el año pasado en Buenos Aires en el cementerio de La Chacarita había una loca hablando sola, un grupo de guiris haciéndose fotos en la tumba de Gardel, coches pasando... un espectáculo.
Parece que hay un viento huracanado por la posición de las ramas de los árboles pero no, el aire está quieto, sin embargo algunas palmeras se han quedado con cara de velocidad.
Más adelante hay una zona con esculturas en las tumbas, cristos crucificados, san josé y varios ángeles con alas. Estos últimos me gustan.
Me cruzo con un hombre en bici, otro andando y un perro. Nadie más.
En una de las calles me llama la atención una hilera de arbustos cuidadosamente recortados, ¿tendrán un jardinero japonés?
Me dirijo hacia otra de las puertas, no quiero salir por la principal por la que se supone que debía haber entrado ni por la que me he colado, así que veo otra al fondo y allá que voy.
Voy andando hacia la FÁBRICA DEL ARTE CUBANO que, aunque me han dicho que está en obras, me apetece pasar por la puerta. Efectivamente, llego y hay una persona entrando que me dice que abrirán la semana que viene ¡qué pena, ya no estaré! ¡para la próxima!
He quedado para darme un masaje con Geidys así que voy a coger un almendrón que me lleve a vedado pero de pronto me para un taxi y me pregunta si me lleva, le digo que estoy esperando un almendrón, me dice que me cobra a precio de almendrón, así que me monto. Cuando entro el taxi pasa por el 1880 y me acuerdo de que en mis planes estaba bajar andando al bar 1880 que está al lado, la verdad, pero bueno, ya estoy en el taxi, pues mañana antes de irme intento ir.
El taxi pasa por la puerta oficial del cementerio, por la que yo tenía que haber entrado...
El taxista recoge a un par de personas más cerca del cementerio, me está dando unas vueltas de más pero como hemos pactado el precio como una carrera de almendrón pues no pasa nada.
El salón de masajes donde trabaja Geydis está enfrente del hotel HABANA LIBRE así que, como llego pronto, me meto en los salones del hotel y descanso un poco, observo a la gente. Hay una casa del habano también pero no hay conciertos de jazz aquí. Los salones son enormes y no hay casi nadie sentado en los sofás.
Cruzo la calle y está Geydis en la puerta hablando con un compañero, nos saludamos y subo al centro, está limpio, es amplio, techos altos, carpintería y paredes blancas y van todos uniformados, un aspecto (y un precio) muy europeos. No puedo pagar con tarjeta y bueno, ya empieza a escasear el efectivo... ¡me voy mañana, todavía me llega con lo que tengo si no pudiera sacar! no me quedan más euros que cambiar así que tendría que ser sacar con tarjeta.
El masaje fenomenal, con las palizas a andar que me meto me viene de perlas. Nos despedimos y al bajar al portal me abre con el sistema que tenemos en casa de mis abuelos en Granada, jajaja, una cuerda amarrada a la cerradura que, tirando de ella desde el piso superior, abre la puerta ¡me encanta!
Saliendo hay un bar al lado que se llama 'Las Bulerías'. Voy andando a LA DULCINEA entre la 25 y O, me la han recomendado como sitio local con precios de aquí. El aire acondicionado está a tope, me apetece algo salado, me tomo un sandwich con queso. Al salir hay un parque enfrente con gente conectada al wifi, me siento un ratito en un banco pero no me conecto, solo observo, es divertido observar.
Voy caminando hacia casa de Alfonso, hoy hay rumba en el HABANECIENDO sesión matinée, me dijo Miriam hace un par de días. Me estoy dando unos pateos que ¡agüita! paso por la Escuela Nacional de Teatro. La calle está de lo más entretenida, niños jugando, vecinos jugando al dominó, gente charlando...
Al llegar a la puerta de Alfonso no está el coche rojo aparcado... sospechoso, llamo y nada. Voy a la cabina de teléfono de la esquina y ¡no funciona!, me dice una vecina que hay otra un poco más abajo a la derecha. Allí que voy, llamo a Alfonso y me dice que vaya a casa de Miriam, que es una calle más abajo, así que allí voy y ¡tachán! Miriam en la puerta de su casa y el coche rojo un poco más abajo, si es que ya soy toda una local. Le pido a Miriam que me acompañe a la cabina para hacerme una foto y ¡tachán! mi moneda está en el casillero de monedas devueltas, jajaja ¡qué desastre!
Ponemos rumbo a LA CASA DE LA MÚSICA donde está el local HABANECIENDO, de camino vemos un set de rodaje en la calle.
En la entrada me cobran 10 CUC, a ellos les cobran en moneda nacional, que al cambio será como 2 euros para ellos, Alfonso se enfada porque dice que es un timo, Miriam me dice que es verdad, que es matinée y tendrían que cobrar 5 CUC no 10. Yo, que ya empiezo a estar tiesa, pues me uno a las protestas. Bueno, entramos y el local está vacío todavía, el aire acondicionado a tope (un clásico) y las cervezas carísimas así que en lo que empieza bajamos a la puerta, allí nos vamos encontrando amigos. Cuando las amigas se saludan no se dan un beso, ni dos besos, se dan miles de besos volados pero a un solo lado de la cara, como una abuela dándole millones de besos a un nieto en el moflete, solo que en lugar de darlos son volados y sonoros pero con las mejillas juntas. Yo voy un momento al parque de al lado a conectarme y cuando vuelvo me dice Miriam que Alfonso se ha ido a casa, que se ha enfadado por lo del precio. Nos compramos unas cerves en el super de al lado y nos las tomamos en la puerta. Llega Rony, el que tocó en el Palacio de la Rumba y en la Giraldilla el otro día, que hoy viene de espectador.
En el cartel de la puerta pone que las sesiones de matinée son de 5pm a 9pm y que el local está abierto luego de martes a domingo de 11pm a 6am, bueno, bueno, bueno, como en España, me recuerda a mi época salsera en Madrid, que estábamos en los sitios bailando hasta las 6am que cerraban, en O'zona, jajajaja ¡qué época! Hoy toca el grupo TIMBALAYE.
Empieza la rumba, salen los bailarines y en la segunda parte empiezan con los tambores batá y le cantan a Ochún y a Changó.
Ya la fiesta sigue y nosotras nos vamos para casa, como no está Alfonso yo le digo a Miriam si quiere que vayamos andando (para mí no es nada y además ya cuento cada moneda) pero ella dice que ni hablar, así que cogemos un botero (almendrón) que pago con mis últimas monedas... Miriam se queda en su casa y yo me voy andando a casa de Alfonso, es la última noche, por la calle la gente en las puertas de las casas, el ambiente es relajado. Es como estar en el pueblo de mis abuelos en Alcudia de Guadix, en Granada, otra vez me lo recuerda.
Alfonso me dice que si quiero me prepara una cenita, yo encantada, me tomo una cerveza en el salón mientras él cocina y veo en la tele un partido de beisbol, al acabar empieza un documental acerca de la manipulación mediática que existe hoy en día ¡cuánta razón! y no sé ni cómo es posible que lo dejen emitir aquí precisamente... Ahora están poniendo un poema precioso del mejicano Jaime Sabines:
Doña Luz (XXI)
La casa me protege del frío nocturno, del sol del mediodía, de los árboles derribados, del viento de los huracanes, de las asechanzas del rayo, de los ríos desbordados, de los hombres y de las fieras.
Pero la casa no me protege de la muerte. ¿Por qué rendija se cuela el aire de la muerte? ¿Qué hongo de las paredes, qué sustancia ascendente del corazón de la tierra es la muerte?
¿Quién me untó la muerte en la planta de los pies el día de mi nacimiento?
De: Maltiempo
Curioso que empiece el día visitando un cementerio y lo acabe escuchando un poema que habla de la muerte. Y de pronto el programa de televisión va de las necrópolis ¡me fascina!
Alfonso me llama a cenar, dejo el sofá, voy a la cocina. En la mesa están los platos y los cubiertos, preparados ha preparado una carne buenísima, arroz blanco, frijoles, plátano frito, bueno, bueno ¡qué emoción! ceno un plato y repito de todo. Después de cenar me lleva a casa, pasamos con el coche por el parque de Trillo, donde está El Palacio de la Rumba, está llego de adolescentes, ya sesión nocturna, Alfonso se encuentra a un amigo:
—¿Tú también vas a la moña?
—¿Qué tal te va alfonso?
—Bien ¡Dejándome llevar!
Es que me encantan las expresiones del maestro ¡dejándome llevar! es buenísima. Otra muy típica de él es que La Habana es la ciudad del toreo, jajaja, por la manera de conducir, que hay que ir esquivando los agujeros de las calles. Llegamos a mi casa, le agradezco enormemente lo buen anfitrión que ha sido toda la semana, me manda recuerdos para todos en Tenerife, me despido con una sonrisa de oreja a oreja, me insiste en que si quiero que me lleva mañana al aeropuerto pero ya le he dicho que me llevan los de la casa donde estoy alojada (aunque pienso en el poco dinero que me queda y casi que me vendría bien que me llevara él pero no, no, ya me comprometí con Daniela).
¡Mañana último día! ¡Increíble!
¡Mañana último día! ¡Increíble!
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